DECÁLOGO
DE LA ECONOMÍA CIRCULAR
La actual sociedad de consumo (extraer, producir y desechar) tiene efectos negativos sobre el medioambiente. La economía circular es una alternativa económica que ayuda a alargar la vida útil de los productos, producir bienes y servicios más sostenibles, limitar el consumo y la extracción de recursos naturales, así como la generación de residuos. Por eso, hemos creado el primer decálogo de la economía circular. Una serie de hábitos sostenibles que nos ayudarán a reducir nuestra huella ecológica y el impacto ambiental.01
Reflexionar
para encontrar soluciones
más sostenibles
La información y la educación ambiental son clave para mejorar nuestros hábitos desde un punto de vista sostenible.
Una vez que comenzamos a desarrollar la conciencia ecológica, crece nuestro respeto por el medioambiente y mejoramos nuestra forma de consumir, eligiendo bienes y servicios comprometidos con el entorno, tomando decisiones sensatas y comprometidas con el medioambiente.
02
Rechazar
para practicar un
consumo responsable
Este es un pequeño gesto que, cuando lo implantamos en nuestros hábitos de consumo, genera grandes cambios.
Basta con decir “no” a aquello que no necesitamos. Por ejemplo, envases o productos de usar y tirar, embalajes innecesarios… sustituyéndolos por otros de fácil reciclado, respetuosos con el medioambiente y de fabricación más sostenible.
¡Así de fácil!
03
Reducir
porque el mejor residuo
es el que no producimos
Consumiendo de forma responsable, adquiriendo solo productos y servicios que cubren nuestras necesidades, disminuimos el volumen de residuos y la explotación de los recursos naturales.
¿Cómo?
Revisando lo que tenemos en casa, pensando en lo que necesitamos realmente y planificando nuestras compras. Una buena opción es comprar a granel, llevando siempre nuestras bolsas y envases. Intentemos elegir productos que tengan el mínimo desperdicio, sin embalajes innecesarios y, cuando cocinemos, calculemos las raciones para no desperdiciar alimentos. ¡Y listo!
04
Regalar
para favorecer el
consumo colaborativo
¿Quién no ha heredado alguna prenda en casa? Compartir y/o donar, aquello que ya no usamos y está en buen estado, a alguien que le pueda dar utilidad (libros, ropa, música, juguetes…) forma parte del llamado consumo colaborativo.
Este tipo de consumo supone un cambio cultural y económico en nuestros hábitos.
05
Reutilizar
para dar una segunda
utilidad
Cuando volvemos a utilizar un producto antes de desechar para darle un nuevo uso o el mismo, evitamos que se convierta en un residuo y, además, contribuimos al ahorro doméstico. Genial, ¿verdad?
¿Cómo?
Utiliza productos que se les pueda dar varios usos, como las bolsas de tela para hacer la compra, reutiliza los botes de cristal, aprovecha el agua de limpiar la fruta para regar o el agua del aire acondicionado para fregar…
También puedes convertir latas en fantásticos semilleros para tu huerto urbano, magníficos jarrones con tarros de cristal o coches infantiles con cajas de cartón… ¡Ponte a prueba y desata tu creatividad!
06
Reparar
contra la obsolencia
programada
Este es fácil. Ya lo hacían nuestros abuelos, arreglar antes de tirar. Podemos intentar reparar aquellos productos que se han estropeado antes de comprar uno nuevo.
Actualmente, tendemos a deshacernos automáticamente de aquello que “se rompe” sin preocuparnos antes de cómo podemos repararlo.
Es importante volver a la cultura de reparación, poniendo a prueba nuestras habilidades o apoyando el trabajo de artesanos y comercios de barrio.
07
Replantear
las compras en casa
para evitar desperdicios
¿Te has parado a pensar en la cantidad de comida que tiramos y no llegamos a consumir? Si dedicamos tiempo a planificar nuestras compras en casa antes de ir al supermercado, evitaremos malgastar los alimentos después.
¿Cómo?
Puedes planificar un menú semanal, hacer listas de compras, almacenar adecuadamente los alimentos, calcular las cantidades, aprovechar las sobras, congelar correctamente los alimentos…
08
Reciclar
para convertir
residuos en recursos
Una vez que hemos agotado todas las opciones anteriores, llega el momento de separar y poner cada residuo en su lugar.
Nosotros decidimos si queremos que sea un residuo o un recurso dependiendo de dónde coloquemos el desecho. Cuando lo depositamos en su contenedor correspondiente lo convertimos en una nueva materia prima, lista para transformarse en un nuevo producto, evitando así la extracción de recursos naturales.
De esta forma, evitamos que acaben en un vertedero las materias reciclables y alargamos, a su vez, la vida útil de los vertederos, donde solo debe ir aquello que no se puede aprovechar.
09
Responsabilidad
ambiental para tomar
decisiones sostenibles
La preocupación por el medioambiente ha causado cambios importantes en nuestras conductas. La responsabilidad ambiental, nos ayuda a evaluar hasta qué punto nuestras acciones cotidianas se comprometen con el cuidado y equilibrio de nuestro entorno.
La responsabilidad ambiental empieza por nosotros, y por los hábitos que adoptamos en nuestro día a día, y se extiende generando redes ciudadanas que llegan a todas las personas, hasta las instituciones de nuestro entorno.
10
Reclamar
por los derechos y
deberes ambientales
Como sociedad comprometida con el medio ambiente, debemos actuar como agentes de cambio a través de acciones individuales y colectivas, en la dirección de la resolución de problemas ambientales.
Tenemos la posibilidad por ley de reclamar y exigir acciones que contribuyan al disfrute del medioambiente sin reducir nuestro desarrollo futuro.
¡Actúa y alza la voz por un mundo mejor!
Ahora que los conoces, ¿te atreves a memorizar cada uno de ellos?
Pasa el cursor por encima de cada cuadro y conoce todas las «R» de nuestro decálogo.
¡Aprendiendo juntos podemos reducir nuestra huella ecológica!
01
Reflexionar
más sostenibles
02
Rechazar
consumo más responsable
03
Reducir
es el que no producimos
04
Regalar
condumo colaborativo
05
Reutilizar
utilidad
06
Reparar
programada
07
Replantear
consumo más responsable
08
Reciclar
residuos en recursos
09
Responsabilidad
decisiones sostenibles
10
Reclamar
deberes ambientales